Quizá el fichaje de Neyder Lozano, unido a las pistas que el día anterior dejaban desde la zona noble hacían ver que la historia de Josete Malagón con el Club de Fútbol Talavera de la Reina era algo así como cantaba Rocío Jurado: “Se nos rompió el amor de tanto usarlo”.
El central, sin equipo, fue acogido con los brazos abiertos por el conjunto talaverano, quien le dio los minutos que necesitaba para recuperar la forma y para convertirse en un jugador de valía, indiscutible para Pedro Díaz, hasta que el jugador comenzó a deshojar la margarita.
Una oferta por aquí, problemas personales por allá y el técnico del conjunto cerámico, cocinero antes que fraile, decidió que lo mejor era poner en cuarentena al jugador hasta que el jugador se aclarase si se quería ir, se quedaba o si el club le permitía marcharse o le obligaba a cumplir contrato.
Al final ha primado esa ley no escrita de que cuando un jugador se quiere ir se va y lo hace unos cuantos kilómetros al oeste y para reforzar a un rival de este Grupo I como es el Club Deportivo Badajoz, logrando de esta manera los pacenses un fichaje de garantía para la zona de seguridad.
Recordando un poco la trayectoria de este futbolista en su paso por Talavera de la Reina, éste disputaría un total de 11 encuentros, todos ellos de titular y perdiéndose tan sólo dos ante Córdoba y Alcorcón. A partir de ahí lo jugó todo, salvo 26 minutos ante el Castilla. ¿Las tres últimas jornadas? La crónica de una marcha ya anunciada.
